«Ser voluntario de la Ciberaula es una de las mejores opciones para tu tarde del viernes.  Soy Marta Domingo, estudiante de Magisterio Primaria y Pedagogía y llevo varios años siendo voluntaria del programa de Ciberaula.

Cuando me preguntan sobre este voluntariado, siempre digo lo mismo, es un programa en el que, además de ayudar, te lo pasas en grande. Y ¿por qué? Porque a la Ciberaula no se entra si no tienes espíritu de niño. A Ciberaula se va a jugar, a disfrutar, y a que disfruten. Se va a ayudar a que los niños hospitalizados tengan un rato en el que puedan hacer lo que más les gusta: jugar.

Es un programa de voluntariado muy alegre, ya que  tu misión ahí como voluntario es acompañar a los niños en sus momentos de pasarlo bien y olvidar por unas horas la vida de hospital que están teniendo. En cierto modo, les estas ayudando a tener un poco de su vida diaria en un ambiente que no es su rutina. En la Ciberaula, lo que hay que hacer es jugar y seguir jugando, hasta que el niño decida que ya es momento de descansar…  Programas así, te aportan dosis de realidad ya que te das cuenta de que no muy lejos de tu casa, hay necesidad de prestar servicio y ayuda. Además, te regala una visión de sencillez para tu vida, pues comprendes, que los niños, no necesitan más que jugar, para ser felices, y que nosotros deberíamos de buscar también esas pequeñas cosas del día a día que nos hacen felices. Muchas veces nos complicamos demasiado en nuestras decisiones, y participar de voluntariados así, hacen que aterrices y te reorientes hacia lo que de verdad merece la pena darle importancia. En mi vida, he recibido mucho, por eso siento la necesidad de devolverlo de alguna manera, y tras varios años, sé que no hay mejor forma que darle a los demás algo que necesiten en ese momento. Es por esto por lo que ser voluntaria de Ciberaula es para mí, y para muchos, una decisión que tomamos muy acertada de contribuir un poco con la mejora del bienestar de los demás.»