María Clavel (a la derecha), durante la entrevista realizada por Els, nuestra voluntaria del Cuerpo Europeo de Solidaridad.
ENTREVISTA A MARÍA CLAVEL,
RESPONSABLE DEL PROYECTO “MARE” DE INCLUSIÓN DE MUJERES EN NAZARET
Por favor, María, preséntate a nuestros lectores:
Soy María Clavel, tengo 25 años y soy la responsable del “Proyecto Mare” para la inclusión de mujeres en situación de vulnerabilidad del barrio de Nazaret de Valencia. Durante mis estudios de empresa en la Universidad me di cuenta de lo privilegiada que era por haber crecido en un entorno seguro lleno de oportunidades. Vivía en un buen barrio y la gente que me rodeaba también era privilegiada. Consciente de que no todos tenían mi suerte, decidí irme al barrio de Nazaret de Valencia para realizar un voluntariado en una escuela de allí. La experiencia fue muy gratificante por la conexión que tuve con los niños. Después me fui a un campo de acogida a Argelia. A mi vuelta, el sacerdote de la parroquia de Nazaret me pidió hacerme cargo del proyecto Mare. Empecé en diciembre de 2020 y aquí sigo, muy contenta de poder estar aquí.
¿En qué consiste el proyecto Mare?
Mare es un espacio seguro al que acudir para recibir apoyo y amistad. El proyecto se dirige a las mujeres en situación de vulnerabilidad del barrio de Nazaret. Como su nombre indica (Mare significa madre en valenciano), queremos ser esa madre a la que se acude cuando uno necesita apoyo, consejo.
En el barrio de Nazaret viven sobre todo inmigrantes; a menudo sus madres, familiares y amigos están lejos; su situación no es fácil. Las puertas de Mare están siempre abiertas a las mujeres que necesitan apoyo y poder compartir sus problemas. Aquí las escuchamos, las abrazamos, las ayudamos a afrontar sus dificultades con el idioma o a realizar trámites con la Administración. Cuando llegan nuevas al barrio, Mare es un lugar para conocer y conectar con otras mujeres y entablar amistades. Además, el proyecto ofrece actividades diarias y reuniones para que desarrollan competencias personales y profesionales. En estas actividades aprenden a trabajar, el idioma y les ayudamos con el idioma y con la crianza de sus hijos. De este modo, fomentamos su autonomía e independencia.
¿En qué consiste tu día a día en el proyecto?
Como soy la única persona contratada, me encargo de toda la organización. Cuento, eso sí, con la ayuda de muchos voluntarios que aportan muchísimo: dan clases y ayudan a las mujeres a mejorar sus competencias y conocimientos.
Mi labor fundamental es asegurar que todo el engranaje funcione, es decir, comunicarme con las mujeres, con los voluntarios, asegurarme de que tenemos un almuerzo para ellas o de contamos con el equipo necesario para llevar las actividades.
Además, la puerta de mi oficina siempre está abierta y accesible para que llamen y entren fácilmente a pedir ayuda práctica o apoyo psicológico. Cada día es diferente y muy dinámico y eso me encanta de mi trabajo, a pesar de la gran cantidad de cosas a las que hay que llegar. Disfruto sobre todo de la conexión que tengo con la gente y con el barrio. Y me llena absolutamente el aprecio que recibo por las pequeñas cosas que hago. Para ellas es una gran ayuda y se muestran muy agradecidas.
¿Qué echas en falta o qué te gustaría mejorar en este proyecto?
A veces, a pesar de lo que me gusta mi trabajo, se presentan algunos retos difíciles. El principal es afrontar sola la toma de decisiones y la responsabilidad última de todo.
Me importa mucho que las mujeres sepan organizarse y acudir a las citas, así como que la comunicación sea fluida para que estén motivadas. Siempre hago hincapié en que hagan el esfuerzo de avisar cuando no puedan venir o si van a llegar tarde, porque eso les ayuda a integrarse y a hacerse cargo de que nos importan todas y cada una, de que les estamos esperando.
Con todo, parece que en este sentido las cosas ya van cambiando y las mujeres van tomando conciencia de las expectativas que tenemos en que asuman su responsabilidad. Este año que acaba de empezar, ya se ha notado un avance importante al respecto.
Por otro lado, me parece fundamental la visibilidad del proyecto, que siempre es mejorable. Ahora mismo mi reto es encontrar alguna ayuda extra para dotar de contenido a nuestras redes sociales porque es muy importante para la organización y los proyectos llegar y que nos conozca mucha gente.
¿Qué consejos darías a otras personas que quisieran ser voluntarias?
Realmente recomiendo el voluntariado en este proyecto por lo gratificante que es ayudar a las personas con la que trabajamos. Como consejo diría que el voluntariado de Mare debe tener en cuenta siempre que va a tratar con personas muy diferentes entre sí, con distintos orígenes y problemáticas. Eso es muy enriquecedor pero implica diferencias culturales, de costumbres y formas de hacer y pensar que hacen fundamental saber empatizar con cada persona para entenderla y nunca juzgarla. Es un reto diario, muy enriquecedor.